martes, 5 de junio de 2012

Despecho XL

Entraste
rompiendo el cristal,
haciendo mucho ruido.

Anudamos
nuestros ombligos y
nos nutrimos
hasta desmayarnos.

Un largo sueño
de espaldas al tiempo.

Nos arrancamos
el corazón
e hicimos
la ofrenda,

del uno al otro:

éramos nuestros respectivos dioses.

Según la tuve
entre mis manos,
tiré tu vida
al suelo

y la pisoteé.

Sentirte al límite
como mío.


hiciste lo propio.

Y por querernos así
(de ese modo)
nos despedazamos
el alma,

la torturamos
con tenazas,
con cuchillos incandescentes.

Y nuestro terrible amor
nos hizo ruines y depravados.

Sádicos
de fina sonrisa
y ojos más que abiertos,

brillando de espanto.

Finalmente asesinados,
cubiertos de inmundicia
entre el mayor de los desprecios

Y aún queda
el hueco desgarrado
de ti en mí.

Eras el chico que más amé.
Y ya no te quiero.

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